Momentos. Diario de un año de viaje

Quilmes: una civilitazció precolombina, que va ser invadida per els incas (invasió cultural i comercial que va respectar tradicions però va deixar el quechua com a llengua) pocs anys avans de l'arrivada dels espanyols. Després més d'un secle de lluintes, al final tot el poble (més de 5000 persones) va ser aniquilat, expulsat i obligat a treballar com e esclaus a prop de Bueno Aires, 2000 km lluny del seu territori. Quimes: una civilización precolombina, que fue invadida por los incas (invasión cultural y comercial que respetó sus tradiciones pero que dejó el quechua como lengua) pocos años antes de la llegada de los españoles. Después de más de un siglo de luchas, al final todo el pueblo (más de 5000 personas) fueron aniquiladas, expulsadas y obligadas a trabajar como esclavos cerca de Buenos Aires, 2000 km lejos de su territorio. Quilmes: una civilizzazione precolombina, che fu invasa dagli inca (invasione culturale e commerciale che rispettò le loro tradizioni, ma c

dopo quasi 4 ore di bus passando per la quebrada de las conchas arriviamo in una cittadina 1600m...cresciuta grazie alla vigna e al vino....ci sono tante bodegas,vigneti, degustazioni...però anche qui tanti posti con ottime empandas e gelato...ci siamo spazzati mezzo chilo di gelato in 4...era per festeggiare i 4 anni di Oliver...non abbiamo preso il gelato al vino....e settimana finalmente andremo a la poma a iniziare il nostro lavoro ....

La Quebrada de las Conchas (Cafayate): és un exemple perfecte de l'acció de l'erosió d'un riu sobre roques sedimentaries argil.loses. Un espectacle de formes, llums i colors. La Quebrada de las Conchas (Cafayate): es un ejemplo perfecto de la acción de la erosión de un rio sobre rocas sedimentarias argilosas. Un espectáculo de formas, luces y colores. La Quebrada de las Conchas (Cafayate): é un esempio perfetto dell'azione di un fiume sulle rocce sedimentarie argillose. Uno spettacolo di forme, luce e colori.

Porotos, pumas y ají cayenne                 Lo peor es cuando recojes el ají, porque lo recojes manualmente y te llevas la mano en los ojos. Bueno, pero sabrás si es el picante o no. Manuel, que hablaba del campo y el finca con la pasión de uno que ha crecido junto a los sueños de su padre, me enseño dod bainas de ají, arrugadas, resecas, rojuzcas por la punta, amarillentas por la cabeza. Ahora dime cual es cual. En la sonrisa del médico se veía la seguridad del agricultor. Eran dos frutos idénticos, con una diferencia, uno era medio dulzón, con un ligero retorgusto picante algún segundo más tarde de haberte comido una cucharada de crema de calabaza, o de haber masticado un poco de pasta al horno. El otro pica y basta, dijo Manuel. Los dejó en dos montones diferentes, se sacudió un poco las manos, que nos las lavó, y continuó haciendo de guía en la visita de todos los campos y todas las hectareas del terreno. ¿ Todas compradas por mi padre? No, estas de aquí, y el dedo índice