Lo auténtico y lo abominable de la yerba mate Él no era un turista, eso lo tenía muy claro Tomás Moro des de que pasó la frontera y llegó a Salta, así que pensaba vivir de la forma más auténtica posible. Probó la yerba mate como primer acto de autenticidad. El agua que tienes que utilizar tiene que estar bien caliente pero sin llegar a herbir, entre los setenta y cinco y los ochenta grados, le dijo Juan Carlos al ía siguiente, en el carneo organizado por Manuel. Ya le gustó la bebida antes de probarla. La precisión con la que habló el cardiólogo le pareció de lo más auténtico. Porque en la vida hay cosas que se tienen que tomar en serio, si no al final tienes experiencias falsas como escaparates de centros comerciales. Juan Carlos le dejó probar la yerba mate que había cebado con su bombilla, una bebida con tanto léxico no podía ser más autóctono. Era verdaderamente auténtico. Su sabor, amargo, intenso, caliente le recordó a la tierra y a la montaña y también un p